Historias falsas (2008), de Gonçalo M. Tavares. Lector: si aborreces los libros
básicos, en los que la
destreza y el apantalle formales no tienen cabida, mejor ni te acerques a este microbio literario que, estoy seguro, te puedes infartar. Ahora, si no te importan los "...poderes de registro", o si los concibes, más bien, como
potencias suplementarias, al servicio de la reflexión, debes alegrarte, pues
Historias falsas es una obra singular, que recusa pulsiones tan frecuentes como la impostura y su complemento "facilón": la verbosidad. Y esto es así, supongo, porque su autor, el joven Gonçalo M. Tavares, está en contra de aquellos formatos narrativos que resumen un deber ser y que, en tal sentido (suele suceder), encorsetan la libertad del escritor. Libro de escasas páginas —y de muchos riesgos:
Historias falsas es la mejor prueba de que en esto de la literatura todavía hay muchos caminos por andar.