domingo, 20 de noviembre de 2011

"Ojos eran fugitivos" / Cine 158-164

The King's Speech (2010), Dir. Tom Hopper. Película bien hecha, que cumple con las indicaciones de las industria y que ensalza el poder transformador de un hombre. De ahí en fuera, se trata de una historia que ya hemos visto mil veces y que los estudios de la casa Disney se han encargado de recetar hasta el hartazgo. La premisa es básica, pues: suda, no te quejes, aférrate, que la luz siempre aparecerá al final del túnel. (¿Será?)

Vértigo (1958), Dir. Alfred Hitchcock. Me parece que lo más atractivo del filme es la conjunción perfecta de dos portentos de la creación: Kim Novak y la ciudad de San Francisco, con sus alrededores incluidos. Y bueno, también habría que pensar en la época, y a la par en el tipo de cine que se hacía a mediados del siglo pasado, el cual consistía en concebir películas excelentes, independientemente de su factura comercial. El cine era, en verdad, una maravilla, y casos como el que me ocupa abonaban al franco entendimiento de los hombres con una industria inteligente, que había asimilado a la crema de la crema en lo referente a la creación. Ciertamente, pareciera que todo esto se fue al carajo y que lo que nos quedan es un flaco remedo del ayer.

La Régle de Jeu (1939), Dir. Jean Renoir. Este filme es al cine lo que La última cena de Leonardo da Vinci es a la pintura: un artefacto que revela perfectamente los dilemas de la interacción. Lo cual significa que uno podría dejar de ver películas a la brevedad, de leer libros, de escuchar música, y no pasaría nada, ya que los significados esenciales del juego están contenidos en este pedazo de historia, claro y revelador. Lo sublime en estado de gracia, si lo decimos de algún modo.

Midnight in Paris (2010), Dir. Woody Allen. El capcrichito fílmico de Allen es uno de los sueños que muchos hemos tenido, en el sentido de imaginar el haber vivido en épocas anteriores en las que nuestros ídolos estaban más vivos que nunca y hacían de las suyas en esto de la creación. Y si además de lo anterior le sumamos la belleza atemporal de la mítica París, el asunto se vuelve todavía mejor, ya que la Ciudad Luz vale por sí misma; vamos, que toda ella es un espectáculo mayor, aunque muchas veces le tapemos, como dicen, el ojo al macho y pensemos que los museos también se pueden habitar. Divertida, para quien se quiere desconectar un rato: Midnight in Paris es un appetizer.

Jezebel (1938), Dir. William Wyller. Rente esta película, cómprela, bájela de internet, lo que quiera, pero no se tarde mucho, pues Jezebel es uno de esos clásicos políticamente incorrectos que se deben de ver, sobre todo si usted es amante de las grandes producciones y de los planteamientos fílmicos que sacuden, gracias a las diligencias de maestrazos como Wyller.
http://www.youtube.com/watch?v=ASNO9QuKLj0&feature=related

How green was my valley (1940), Dir. Jonh Ford. Este fresco social roza la perfección, si me lo permiten plantearlo así. Es, en el mejor sentido del término, un filme comprometido, quizá en la misma vertiente del prodigio de The grapes of wrath (1939) pero con un aliciente: aquí la gente al menos tienen un hogar, un valle precioso a la vista. Cine digno, que no abusa del melodrama y que además nos permite adentrarnos en los sinsabores de la existencia.
http://www.youtube.com/watch?v=pTv9pmnA0m8

Golden Door (2006), Emanuele Crialese. Siempre quise ver una película como esta, en la que el influjo hipnótico de la rolita "Sinnerman" de Nina Simone determinase la trama. Un filme hipnótico a su vez donde lo que se bordara fuera un asunto mayor, el de la migración, pero visto desde la perspectiva surreal.
Excelente.

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