La escritura, en estas fechas, se (me) ha convertido en un recurso matinal de pocos usuarios. La frecuento a diario, con exactitud alemana, sólo que en la más completa de la sola edad.
Escritura dual, aunque reservada: se manifiesta en breve como prolongación onírica, aunque resuelta por el fragor de la ¿racionalidad? Tiempos vendrán, me parece, en que la acción será recurrente, y nada podrá detenerla, excepto el desasosiego.
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