Ni se diga, y vayámonos al grano: no existen, nunca aparecen. Hablo de los descoloridos, de los cabizbajos, de los... Y es que primero lo primero, si me lo permiten: es decir, que ellos eran los más terribles (y compungidos), y que por eso se escaparon, dándose a la fuga.
¿A quién creerle, luego? ¿A ellos o a nosotros?
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