domingo, 7 de marzo de 2010

"Ojos eran fugitivos" / Cine 73

Un Prophète (2009), Dir. Jacques Audiard. Junto con Das Weisse Band (2009), de Michael Haneke, Un Prophète dignifica el busisness del cine en este año pésimo, en el que si bien la "Academia" reconoce como a 10 películas o más, poco de lo visto hará mella en la conciencia futura de los historiadores cuando volteen a ver lo que se hacía en el 2009 y declaren, fríamente, que existen periodos oscuros de los que poco o nada se puede rescatar.
A pesar de semejante vacío, o quizá gracias al mismo, Un Profhète será un filme a considerar, entre otras razones por la capacidad que refiere al renovar el acercamiento a un tema que, por derecho propio, les pertenece a los franceses (el del drama carcelario) y por la garra impaciente que muestra al exhibir el caos de la existencia humana sin esa mala costumbre que es el titubeo. Filme antipanóptico y por ende antifocualtiano, huelga decir, Un Prophète es la puesta en escena de la lógica del poder —del poder real— y su mitificación, la referencia a un mundo externo cuyos vínculos operativos con el calabozo son innegables.

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