Contenido, digno de un gran maestro: Eastern Promises es un filme ejemplar que precisa, en tensión última, la lógica de las normas grupales. También es un baile violento donde la sangre salpica por doquier, hasta convertirse, parafraseando a Nietzche, en un "máximun de fuerza y poder de adaptación". Definitivamente, con este filme Cronenberg patentiza que los genios son incombustibles.
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