Día 2. Recorrido por las instalaciones del centro cultural Yerba Buena (wow: lo que es tener dinero...). + Visita (al fin turistas) a Chinatown. (Imágenes agente, faltaba más: figuras de muchos colores, pero principalmente rojas y azules; comida mala; compra de baratijas y panes riquísimos; estatuas de dragones sonrientes; posters setenteros de la gloria local: el maese Bruce Lee.) + Salida hacia el barrio italiano (restaurantes, restaurantes, restaurantes...). + Descanso obligatorio en Washington Square (estampa singular: dos mujeres orientales bailando solas, importándoles un soberano cacahuate el qué dirán). + Subida heavy para llegar a la torre Coit. + Bajada y nueva subida... (¿El motivo?... Observar la ciudad desde la parte más alta de la quebradiza Lombard St.)
Día 3. Civic Center y Museo Asiático (o todas las representaciones de Buda a través de la historia). + Visita a Japantown (mucho té y ganas de orinar). (Asimismo, el mejor teriyaki de que he comido en mi vida.) + Regreso al hotel. (Mucho frío.)
Día 4. SF MOMA (sigo pensando que el arte contemporáneo, en muchas ocasiones, es una vacilada). + Día de compras (gente, gente, gente...) + Reclusión temprana en el hotel.
Día 5. Nervios mayúsculos en el lobby del hotel Marriot. + Entrevista de trabajo (sin comentarios). + Haight-Ashbury (el hippismo y su persistencia endulcorada). + Huida inmediata al Golden Gate Park. + "Verde que te quiero verde" y el aire más puro que he respirado en los últimos 12 meses. + Japanese Tea Garden (el paraíso sí existe).
Día 6. Last day in San Francisco: Castro, Misión de Dolores y, una vez más, por aquello de las obsesiones gastronómicas: Fisherman's Warf. + City Lights Bookstore (adquisición del libro The Brief Wondrous Life of Oscar Wao, de Junot Díaz).
Día 7. Rápida visita a Chinatown para comprar panes que parecen masmelos y más ganas de orinar. + Regreso a casa (y al reino del espanto).
Día 3. Civic Center y Museo Asiático (o todas las representaciones de Buda a través de la historia). + Visita a Japantown (mucho té y ganas de orinar). (Asimismo, el mejor teriyaki de que he comido en mi vida.) + Regreso al hotel. (Mucho frío.)
Día 4. SF MOMA (sigo pensando que el arte contemporáneo, en muchas ocasiones, es una vacilada). + Día de compras (gente, gente, gente...) + Reclusión temprana en el hotel.
Día 5. Nervios mayúsculos en el lobby del hotel Marriot. + Entrevista de trabajo (sin comentarios). + Haight-Ashbury (el hippismo y su persistencia endulcorada). + Huida inmediata al Golden Gate Park. + "Verde que te quiero verde" y el aire más puro que he respirado en los últimos 12 meses. + Japanese Tea Garden (el paraíso sí existe).
Día 6. Last day in San Francisco: Castro, Misión de Dolores y, una vez más, por aquello de las obsesiones gastronómicas: Fisherman's Warf. + City Lights Bookstore (adquisición del libro The Brief Wondrous Life of Oscar Wao, de Junot Díaz).
Día 7. Rápida visita a Chinatown para comprar panes que parecen masmelos y más ganas de orinar. + Regreso a casa (y al reino del espanto).
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