domingo, 11 de octubre de 2009

"Ojos eran fugitivos" / Cine 41

Inglourious Basterds (2009), Dir. Quentin Tarantino. El último juguete rabioso de Quentin Tarantino es un filme hipertextual, en el que, contra lo que pensaba, la sangre es lo de menos. Y ello porque, partiendo de los recursos formales del spaghetti western, el mencionado director presenta el relato posible de una masacre —la de Adolf Hitler (y sus secuaces)—, para replantear, en concreto, lo que conocemos del pasado o lo que nos han contado del mismo. El resultado que obtiene, finalmente, no se aleja de nuestras fantasías: Inglourious Basterds es una venganza contra la Historia, una segunda lectura que parte de lo anhelado antes que de lo ocurrido. Una segunda lectura —lo subrayo— cuya provocación busca algo: cambiar el curso de los hechos, de los acontecimientos, en aras de trastornar el ayer. De tal modo, la secuencia final del filme me parece memorable —incluso portentosa—, pues ese humo que envuelve el rostro de la bella Shosanna Dreyfuss es el humo de los muertos, de los millones de muertos, que se quieren vengar.
Que la violencia, de nueva cuenta, no le da tragua al espectador, es un hecho innegable; que la ocurrencia satiríca tiene lugar, ni quién lo dude; lo cierto es que Tarantino, en este filme, va directo al grano y opta por hacer lo de siempre: jugar con el espectador, compartirle sus gracejadas, en algo así como un cine hecho de retazos y materiales reciclados que no se agotan jamás, y que a mi juicio son los basamentos del futuro.
Violencia, pero ficticia; violencia caricaturesca: el nuevo filme de Tarantino es un río de sangre, pero ah qué sangre. (Contrahistórica, si prefieren.)
http://www.youtube.com/watch?v=5sQhTVz5IjQ

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