La Marquise d'O (1976),
Dir.
Eric Rohmer. La fotografía./ El manejo de la luz naturaliza el artificio de una
representación histórica que, la mayor parte de las veces, se despliega a puerta cerrada. El poder de semejante luz
vivifica los
escenarios y dramatiza —a la par— las texturas, los pliegues que se
congelan y los colores que
ahora, justamente, exhiben otra tonalidad.// El embarazo./ El genial
Eric Rohmer descontextualiza la anunciación, pero sin ganas de meterse en contiendas teológicas. El Arcángel Gabriel, por ejemplo, para él es un médico vilipendiado, al que nadie le cree; la Virgen, una viuda con dos hijos, por los que debe responder. Pero esta
descontextualización no supone, en ningún momento, que el director establezca una diatriba contra la institución religiosa, ni contra su
jerarquía en el Poder. Rohmer,
esencialmente, utiliza un esquema narrativo ya existente (ya
probado)
para contar
otra historia y ubicarla en
otro lugar. El
pastiche que brinda, así, es el de la adulteración del mito, aunque entendido con respecto a su valor visual. Pues el uso que le da a la luz es vigoroso, y ello implica entender que el mito, gracias a esta luz, refiere una nueva connotación.
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