Francesco, Giullare di Dio (1950), Dir. Roberto Rossellini. El que escribe no deja de pensar en las pretensiones estéticas de Rossellini: creador que muestra la relación del sujeto consigo mismo y sus semejantes al partir de un principio estratégico, consistente en no cuestionar, en no dejarse llevar por la simple impresión. Digamos que al cineasta le interesa ir a fondo en el misterio del vínculo, en la vocación integradora del personaje cuando comprende que forma parte de un todo, a veces ríspido y demoledor.
Ciertamente en el presente filme el director se apoya en la figura de Francisco de Asís, uno de los modelos históricos de la austeridad; pero basta comprender el planteamiento que nos hace para asimilar que su recuperación del santo se aleja de la pleitesía hagiográfica o de cualquier otro tipo de registro narrativo que resalte las cualidades unívocas de la personalidad. En lo particular, pienso que Rossellini utiliza al mendicante como un ejemplo de dialogicidad, pero nada más; como un ejemplo de integración, que a ratos supone la pérdida del "control". De ahí que entienda que en su propuesta no se considere una reiteración del buen-Francisco, de los atributos que tuvo, sino al revés: una precisión de que, en el fondo, los seres humanos poseen esta cualidad, si es que se le puede llamar así.
http://http//www.youtube.com/watch?v=SrNRHJzdA8M (Filme en partes.)
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