—Se siente horrible, principalmente cuando estás adentro; horrible, pues los rayos te queman, te llagan...
—Pero lo peor es el sabor que te queda; el sabor de la boca...; amarga, seca...: sientes como si te hubieran echado polvo, polvo de fierro, por todos lados; comenzando por la nariz, por los hoyos, desde abajo.
—Eso es lo que sientes, honestamente: el sabor, el mal aliento; el sabor, amargo, agrio... y el polvo...; eso es lo que sientes cada vez que te metes en la máquina y aparecen las luces.
—Las luces, que son de diferentes colores; las luces, sí, que se te meten y te queman los labios, los ojos, los párpados... toda la carne, y lo que tenga líquido; toda la carne, y también la boca, la lengua, la piel.
—Y después está el estómago, que se mueve... y los huesos, que crujen, como si se fueran a quebrar.
—Cuando esto termina, me siento fatal. Todo me da asco.
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