Lo vi en la calle, me puse los guantes de latex que traía en la cajuela, agarré una toalla, le hice señas, lo cogí como pude, lo subí al carro, le hablé para tranquilizarlo, le puse música, manejé, llegué a la veterinaria, me bajé, esperé a que me atendieran, jugué con él, les dije que este era el cachorro del que les había hablado, les enseñe las heridas que tenía, se los entregué, me fui.
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