Blanco nocturno (2010), Ricardo Piglia. Este clásico de la brillantez siempre (¡SIEMPRE!) se sale con la suya, en más de un sentido. No importa lo que aborde o trate: frecuentemente plantea soluciones argumentativas que nos dejan boquiabiertos, estrategias narracionales que refieren la impronta de un fabulador inteligente que así como habla de cuestiones inmediatas, propias de la vida habitual, refiere opiniones sobre lo imposible, sobre lo marginal.
Piglia es un crack.
1 comentario:
¿Sí te gustó tanto, maestro? Yo no sé, coincido con que Piglia es un crack, pero me quedo con el recuerdo emocionadísimo, estremecedor, de "Respiración artificial" y "Prisión perpetua". Este libro me dejó tibio, digamos.
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