Caja (2007), de Gabriel Wolfson. De nueva cuenta, el mejor escritor poblano se sale con la suya en este libro singular, y de dimensiones microscópicas, intitulado Caja. Extraño hasta las cachas, e inmerso en la búsqueda de una definición, el presente artefacto muestra a la de ya las estrategias de esa clase de escritores que lo archivan todo, por el simple gusto de hacerlo. Recortes, pedazos de papel, libretas viejas (y rayadas)..., cualquier cosa es buena para divagar por los senderos de la creatividad y no morir en el intento.
Da gusto, sinceramente, comprobar que la mejor literatura del país se esté escribiendo fuera del D. F.
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