Mira de reojo, y siéntete importante. (La Diosa del universo.)
Muévete despacio, como no queriendo. Conviértete en estatua, o en algo que se le parezca. Lo importante es que te miren.
Dirígete a la cámara, y habla despacio. No te atrabanques. Piensa que el espectador quiere que le hables. Piensa que le gustaría estar en tu lugar. (Imagínate que es tu amigo. Míralo fijamente. Trata de seducirlo.)
Sonríe una y mil veces. Sonríe hasta que la boca se te canse. Haz de cuenta que sólo vives para eso, es decir, para sonreir.
Respecto al vestuario, es importante que lo toques de vez en cuando. Siente las telas, acarícialo. Recuerda, además, que es de marca, y que fuiste la elegida; que ellos, los diseñadores, se inspiraron en ti, en tu cuerpo, y que por eso debes lucir perfecta, como una muñeca, como una sirena que acaba de salir del mar.
Es importante: no te jorobes. Levanta la espalda, baja los hombros y saca el cuello.
Es muy importante, también: mete el estómago y alza el trasero; que éste se vea, a la distancia, como una protuberancia, como una irrealidad que causa toda suerte de tentaciones y envidias.
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