Fósforo. Crónicas cinematográficas (2000), de Martín Luis Guzmán y Alfonso Reyes. No nos engañemos: estas crónicas de cine no dicen gran cosa, excepto que los miembros del Ateneo de la Juventud eran excelentes escritores. Insisto: Guzmán y Reyes aportan poco, explican poco acerca de lo que es el cine, de lo que representa; y sin embargo, esta "falla" no impide que el compendio se disfrute como el que más, habida cuenta que lo que ofrece es el rasgo de un estilo preciso, concebido a partir del maridaje de dos de las plumas más soberbias que han existido en nuestro país.
Lo subrayo: este trabajo, que da fe de la prehistoria cinematográfica, revela poco de la complejidad de un arte mayor (de un arte total); y no obstante, resulta un texto gozoso, incluso entrañable, que deja ver el diálogo profundo de dos escritores geniales al dar fe del surgimiento de la "estética de la civilización contemporánea".
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