The Wrestler (2008),
Dir.
Darren Aronofsky. La Academia no da una... Y menos cuando los premios se entregan para no quedar mal, tal como ocurrió en la pasada ceremonia de los
Oscar, donde el "triunfador" de la noche fue el activista Sean
Penn: un actor portentoso, genial, al cual he celebrado en más de una ocasión, pero que ahora, comparado con
Mickey Rourke, me parece menor, por no decir banal. Y es que, se mire donde se mire, la actuación del
histrĭo de Santa Mónica es a penas una jugarreta rabiosa, puesta al servicio de una causa ¿noble?: la del movimiento
gay; hecho que, por fortuna, jamás sucede con la actuación de
The Motorcycle Boy, en la que lo importante no es despertar conciencia alguna o encabezar movimientos cívicos. Lo digo, por tanto, con alegría: en
The Wrestler,
Rourke da vida a uno de esos personajes fuera de serie, imborrables, que se quedan en la mente del espectador por su calidez y espontaneidad; a uno de esos personajes singulares, redondos, que asumen su destino trágico sin titubear, y que, en mayor o menor medida, refieren lo que M. M.
Bajtín llama la "totalidad temporal del héroe".
http://www.youtube.com/watch?v=61-GFxjTyV0
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