Muertes históricas (1958; 1963), de Martín Luis Guzmán. Podrá hablar de esto o aquello, y presentar falsedades, hagiografías y lugares comunes; podrá hablar de la muerte y de las batallas, de los pueblos y los soldados; pero Guzmán es, cómo dudarlo, el referente de nuestra literatura: el mejor prosista de la revolución y su contrarreplica.
Gran prosista, exelente prosista: Guzmán no cansa, no agota, no fastidia. Es el modelo, es el referente.
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