miércoles, 27 de mayo de 2009
martes, 26 de mayo de 2009
"Ojos eran fugitivos" / Cine 22
Los Borgia (2006), Dir. Antonio Hernández. Tal vez el filme de Antonio Hernández adolezca de muchos equívocos históricos que impidan comprender el porqué de los actos despóticos y crueles de la "primera familia del crimen" (Mario Puzo). No obstante, Los Borgia es un relato bien resuelto que describe con pulcritud las maquinaciones políticas de la Iglesia durante los sombríos años del Renacimiento.
Interesante, si no hay nada que hacer.
http://www.youtube.com/watch?v=srSthot0XZw
Interesante, si no hay nada que hacer.
http://www.youtube.com/watch?v=srSthot0XZw
domingo, 24 de mayo de 2009
"Balas de papel escritas" / Libros españoles e hispanoamericanos 7
Rosario Tijeras (1999, 2007), de Jorge Franco. Rosario Tijeras es un libro violento, aunque aderezado por ese discurso amoroso que tanto le debe a los esfuerzos literarios de Jorge Isaacs. O más bien, y si se prefiere, un libro romántico en el que el narco entra en acción, pero sólo para que los personajes se desenvuelvan a cabalidad, mostrando su verdadera forma de ser. Pues tal es el logro del libro, pienso: representar los efectos psicológicos de un entorno hostil (Medellín), donde la muerte es algo normal, que no se magnifica. Ese, en mi opinión, es el punto: no el relato empalagoso, de tintes melodramáticos o telenoveleros, que refiere la confusión del vouyerista y que, al parecer, a tantos les divierte. No, si Rosario Tijeras es un libro destacado en el mapa reciente de la literatura colombiana, o si su mensaje dice algo, esto poco tiene que ver con el romanticismo mariano del relato.
Libro-ráfaga, en el que según Ignacio Echevarría se da la "fragua de [las] mitologías plebeyas" y la "fantasía popular", Rosario Tijeras es un tour por los vericuetos de la conciencia individual, un tijeretazo gacho que desgracia las costuras de las profundidades. ("Si ojos tienen que no me vean,/ si manos tienen que no me agarren,/ si pies tienen que no me alcancen,/ no permitas que me sorprendan por la espalda,/ no permitas que mi muerte sea violenta,/ no permitas que mi sangre se derrame,/ Tú que todo lo conoces,/ sabes de mis pecados,/ pero también sabes de mi fe,/ no me desampares".)
Libro-ráfaga, en el que según Ignacio Echevarría se da la "fragua de [las] mitologías plebeyas" y la "fantasía popular", Rosario Tijeras es un tour por los vericuetos de la conciencia individual, un tijeretazo gacho que desgracia las costuras de las profundidades. ("Si ojos tienen que no me vean,/ si manos tienen que no me agarren,/ si pies tienen que no me alcancen,/ no permitas que me sorprendan por la espalda,/ no permitas que mi muerte sea violenta,/ no permitas que mi sangre se derrame,/ Tú que todo lo conoces,/ sabes de mis pecados,/ pero también sabes de mi fe,/ no me desampares".)
jueves, 21 de mayo de 2009
Apuntes-narrativa
Descripción de lo básico. Descripción de lo sustancial. No planificación. No extraliteratura. Referencia básica. Referencia identificable. Escribir con los sentidos. Escribir con los (sin)sentidos. Los datos como evocación. Los datos como iteración.
La no letra. La no armonía. La parte animal. La parte irracional.
La no letra. La no armonía. La parte animal. La parte irracional.
miércoles, 20 de mayo de 2009
Variaciones de una imagen rulfiana
Los días soplaron como los vientos, de ahí en adelante.
Los días se esfumaron, como los vientos, y los vientos, tranquilamente, le dieron forma a los días, a otros días, y trajeron consigo el ruido de la lluvia, y después la lluvia.
Los días desaparecieron, pero el viento no, ni la lluvia; los días se fueron con el viento, y con la lluvia.
Antes eso no sucedía, pues los días estaban calientes, y sin lluvia. A veces lo que surgía era el viento, pero era un viento filoso, que rasgaba los campos; un viento seco, que se quedaba ahí.
También, en aquel tiempo, los días eran como el viento; días inmóviles, que duraban hasta el atarceder.
Los días se esfumaron, como los vientos, y los vientos, tranquilamente, le dieron forma a los días, a otros días, y trajeron consigo el ruido de la lluvia, y después la lluvia.
Los días desaparecieron, pero el viento no, ni la lluvia; los días se fueron con el viento, y con la lluvia.
Antes eso no sucedía, pues los días estaban calientes, y sin lluvia. A veces lo que surgía era el viento, pero era un viento filoso, que rasgaba los campos; un viento seco, que se quedaba ahí.
También, en aquel tiempo, los días eran como el viento; días inmóviles, que duraban hasta el atarceder.
"Alto asunto" / Libros de crítica 4
Retórica de la santidad. Renuncia, culpa y subjetividad en un caso novohispano (2008), de Norma Durán. Desde la perspectiva crítica que los estudios genealógicos ofrecen, Norma Durán indaga en los procesos constructivos de la santidad, al tiempo que en sus implicaciones socioculturales. Muy particularmente el análisis que propone —y que resuelve con brillantez—, historiza las mutaciones tanto ideológicas como formales de la escritura hagiográfica: una escritura ejemplar que, se sabe, ha favorecido la deificación de los mortales y ha generado diferentes "actos comunicativos", los cuales han variado "en función del acto de comunicación, de la materialidad de la comunicación, de las formas de lectura y escritura, etcétera".
El libro, de considerable extensión (486 páginas), puede resultar interesante para quienes se sientan atraídos por los temas de la percepción del yo, el desarrollo de la modernidad y el valor del sujeto en el Antiguo Régimen, entre otros.
El libro, de considerable extensión (486 páginas), puede resultar interesante para quienes se sientan atraídos por los temas de la percepción del yo, el desarrollo de la modernidad y el valor del sujeto en el Antiguo Régimen, entre otros.
Relato
Corro, pero me alcanzan; aparecen de pronto, y no sé qué hacer. Antes caminaba, como si nada y, al voltear, estaban ahí, detrás de mí, con esa sonrisa grotesca que me causaba miedo: con esa sonrisa sucia que, repito, me causaba miedo; con todo, la aparición duraba poco y era circunstancial; nada que ver con lo de ahora, que me resulta brutal. Y es que entro al cuarto, y me persiguen...; paso al servicio, y lo mismo: no me dejan en paz.
Coyuntura
Ni cómo negarlo: durante estos meses he caminado con el pensamiento y he reflexionado con las "patas".
martes, 19 de mayo de 2009
"...poderes de registro" / Libros de otras latitudes 6
sábado, 16 de mayo de 2009
Rue des cascades (Yann Tiersen)
No pido más. No puedo (pedir) más.
http://www.youtube.com/watch?v=1G4BVKrRYUg
http://www.youtube.com/watch?v=1G4BVKrRYUg
viernes, 15 de mayo de 2009
Domingo
Bonita forma de morir... / ¿Te imaginas?... / En el momento justo, cuando meten el gol... / Pues bien, eso fue lo que pasó... / Miraba el partido, como siempre, y estaba emocionado, nervioso... / Hasta que... / Por eso digo que el triunfo del Barcelona fue tragicómico... / Mientras unos celebraban, otros... /
jueves, 14 de mayo de 2009
lunes, 11 de mayo de 2009
Promesas y promesas...
Cuando el Papa promete que la Iglesia recordará por siempre el Holocausto es evidente que la Historia no ha servido de nada.
viernes, 8 de mayo de 2009
Responsabilidad
"Quedó mal, por eso no nos presentamos.
"Durante el viaje, es más, se portó muy raro. Todo el día andaba solo, sin hablarle a nadie; lo cual nos sorprendió, porque no nos lo esperábamos. La mayoría estábamos contentos, yendo de aquí para allá, sin mayor problema..., pero él no.
"A la hora de la comida, te cuento, se sentaba en la parte más alejada, y no nos dirigía la palabra. Parecía que estaba enojado o que tenía algún problema..., cosa pues, que a nosotros también nos apartó, o por lo menos a los demás, porque yo, forzosamente, tenía que estar con él, hablar de la obra, repasar los textos.
"El día de la presentación estuvo muy estresado..., y de mal humor... Mas yo, sinceramente, no le di importancia: pensé que siempre se ponía así, que era una especie de calentamiento, o algo por el estilo.
"Una vez que terminamos, y que sacamos el trabajo, se relajó bastante... De hecho, esa noche nos fuimos a cenar y todo estuvo bien.
"El problema fue el día siguiente, cuando le dio por tomar...
"A mí, honestamente, me da mucha lástima, y más por lo que sucedió después, tras el regreso, cuando lo hospitalizaron... Y es que imagínate: sin dinero, con la mujer desaparecida, con el niño lejos... Es como para no creer."
"Durante el viaje, es más, se portó muy raro. Todo el día andaba solo, sin hablarle a nadie; lo cual nos sorprendió, porque no nos lo esperábamos. La mayoría estábamos contentos, yendo de aquí para allá, sin mayor problema..., pero él no.
"A la hora de la comida, te cuento, se sentaba en la parte más alejada, y no nos dirigía la palabra. Parecía que estaba enojado o que tenía algún problema..., cosa pues, que a nosotros también nos apartó, o por lo menos a los demás, porque yo, forzosamente, tenía que estar con él, hablar de la obra, repasar los textos.
"El día de la presentación estuvo muy estresado..., y de mal humor... Mas yo, sinceramente, no le di importancia: pensé que siempre se ponía así, que era una especie de calentamiento, o algo por el estilo.
"Una vez que terminamos, y que sacamos el trabajo, se relajó bastante... De hecho, esa noche nos fuimos a cenar y todo estuvo bien.
"El problema fue el día siguiente, cuando le dio por tomar...
"A mí, honestamente, me da mucha lástima, y más por lo que sucedió después, tras el regreso, cuando lo hospitalizaron... Y es que imagínate: sin dinero, con la mujer desaparecida, con el niño lejos... Es como para no creer."
Pesimistas y optimistas
Por regla general, los pesimistas, o quienes se dan al "pesimismo", tienen las condiciones necesarias para dialogar de frente con el "abismo" y coquetear con él.
Los optimistas, en cambio, carecen de lo fundamental (trabajo, casa propia, automóvil...) y eso los obliga a no desvariar y, por lo tanto, a no convertirse en suicidas potenciales.
Los optimistas, en cambio, carecen de lo fundamental (trabajo, casa propia, automóvil...) y eso los obliga a no desvariar y, por lo tanto, a no convertirse en suicidas potenciales.
Diálogo
—Me parece que tales sobresaltos son propios de una sociedad como ésta, la tijuanense..., tan dada a los aspavientos.
—Particularmente, ¿a qué te refieres?... ¿Hablas de cómo es la gente, de cómo funcionas las instituciones, preciso: las frágiles instituciones...?
—Sin duda, hablo de eso: de una sociedad extraña, impulsiva, que se violenta con facilidad; de una sociedad rara, que actúa de acuerdo con su propia moral y que, en el fondo, no hace sino invocar la violencia... Pues todo es violencia, en esta sociedad; todo...; y con ello no me refiero solamente a la violencia gratuita, que vemos a diario; a la violencia física, burda, formal... No, no, hablo de algo más: de una violencia profunda, metafísica, que se expresa en la intimidad, en la vida cotidiana...; de una violencia secreta, que nos impulsa a actuar así, de inmediato, sin muchas reglas de civilidad...
—Me parece interesante lo que dices... La violencia como conditio sine qua non, como instancia dramática, ¿no?, que trastoca la vida social...
—Así es, como violencia sofisticada, en el sentido de su incubación, de su modo de proliferar; como violencia social, que además tiene el telón de fondo del far west...
—Particularmente, ¿a qué te refieres?... ¿Hablas de cómo es la gente, de cómo funcionas las instituciones, preciso: las frágiles instituciones...?
—Sin duda, hablo de eso: de una sociedad extraña, impulsiva, que se violenta con facilidad; de una sociedad rara, que actúa de acuerdo con su propia moral y que, en el fondo, no hace sino invocar la violencia... Pues todo es violencia, en esta sociedad; todo...; y con ello no me refiero solamente a la violencia gratuita, que vemos a diario; a la violencia física, burda, formal... No, no, hablo de algo más: de una violencia profunda, metafísica, que se expresa en la intimidad, en la vida cotidiana...; de una violencia secreta, que nos impulsa a actuar así, de inmediato, sin muchas reglas de civilidad...
—Me parece interesante lo que dices... La violencia como conditio sine qua non, como instancia dramática, ¿no?, que trastoca la vida social...
—Así es, como violencia sofisticada, en el sentido de su incubación, de su modo de proliferar; como violencia social, que además tiene el telón de fondo del far west...
martes, 5 de mayo de 2009
Termografía
lunes, 4 de mayo de 2009
"Alto asunto" / Libros de crítica 3
Nación, sociedad y utopía en el romanticismo mexicano (2005), de Carlos Illades. En el presente libro, el historiador Carlos Illades disecciona los aspectos sociales del romanticismo mexicano, partiendo de la idea de que este estilo artístico contribuye, en innumerables casos, a la forja de la cultura nacional. Analizando la vertiente social y política del mismo, el autor establece contactos temáticos entre algunos de los escritores más representativos del siglo XIX (Ignacio Manuel Altamirano, Luis G. Inclán, Manuel Payno, Leandro J. Valdés, Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez, Vicente Riva Palacio, Francisco Zarco), quienes, en sus obras, representan tipos sociales, promueven nociones de país, brindan concepciones utópicas, entre otros aspectos.
Illades, en efecto, para este propósito toma en cuenta las características principales del movimiento romántico, afirmando que si bien presenta aspectos recurrentes y definitorios, como pueden ser la exaltación de las pasiones individuales o el ejercicio artístico de la subjetividad, se vuelve casi obligatorio entender que existieron "varios romanticismos, acordes con las circunstancias específicas de cada país" y "desligados de una doctrina filosófica precisa" y de una "temática uniforme" que determinase sus posibilidades. Ante semejante dificultad, Illades parte del estudio del campo cultural y se detiene en los planteamientos que muchos viajeros extranjeros hicieron del territorio mexicano en el siglo XIX, la recepción y difusión de los textos, la dinámica de los círculos literarios, el mundo de las editoriales, las revistas, etcétera. Tal estudio le permite distinguir, desde luego, la lógica de nuestro romanticismo: estilo que, de modo precario (la mayor parte de las veces), expresa los anhelos de una clase política, preocupada por definir la fisonomía de la joven república y su moralidad. ("El mensaje social romántico poseyó una fuerte carga moral y moralizante: el recto comportamiento de las personas, la disposición a conducirse conforme a los dictados de la fe y los intereses de la patria.")
La obra es una excelente aportación al entendimiento del romanticismo mexicano, abordado éste desde una perspectiva social que no sólo identifica los estilos o materiales temáticos (como frecuentamente se ha hecho), sino también su adecuación al proyecto constructor del país.
Illades, en efecto, para este propósito toma en cuenta las características principales del movimiento romántico, afirmando que si bien presenta aspectos recurrentes y definitorios, como pueden ser la exaltación de las pasiones individuales o el ejercicio artístico de la subjetividad, se vuelve casi obligatorio entender que existieron "varios romanticismos, acordes con las circunstancias específicas de cada país" y "desligados de una doctrina filosófica precisa" y de una "temática uniforme" que determinase sus posibilidades. Ante semejante dificultad, Illades parte del estudio del campo cultural y se detiene en los planteamientos que muchos viajeros extranjeros hicieron del territorio mexicano en el siglo XIX, la recepción y difusión de los textos, la dinámica de los círculos literarios, el mundo de las editoriales, las revistas, etcétera. Tal estudio le permite distinguir, desde luego, la lógica de nuestro romanticismo: estilo que, de modo precario (la mayor parte de las veces), expresa los anhelos de una clase política, preocupada por definir la fisonomía de la joven república y su moralidad. ("El mensaje social romántico poseyó una fuerte carga moral y moralizante: el recto comportamiento de las personas, la disposición a conducirse conforme a los dictados de la fe y los intereses de la patria.")
La obra es una excelente aportación al entendimiento del romanticismo mexicano, abordado éste desde una perspectiva social que no sólo identifica los estilos o materiales temáticos (como frecuentamente se ha hecho), sino también su adecuación al proyecto constructor del país.
sábado, 2 de mayo de 2009
"Alto asunto" / Libros de crítica 2
Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad (1982; 1998), de Marshall Berman. El crítico neomarxista, Marshall Berman, analiza el desarrollo histórico de la modernidad a partir de las reflexiones de diversos escritores europeos, cuando refieren, justamente, los cambios sociales que se han generado en el marco de una nueva "experiencia vital".
Comenzando con el estudio de las "metamorfosis" intelectuales, expuestas por el polígrafo Johan Wolfgang von Goethe en el Fausto (1832), Berman plantea que el espíritu moderno tiene un punto de partida en el "ideal cultural del autodesarrollo y el movimiento social hacia el desarrollo económico", fenómenos que transforman las fisonomías materiales y simbólicas del mundo. El Fausto, por ello, es un texto emblemático, un texto inaugural, que para este crítico sintetiza el "deseo de desarrollo" de la sociedad occidental, entendido como un anhelo permanente de progreso y crecimiento tangibles.
Ulteriormente, Berman analiza la "metamorfosis" promovida por la "clase dominante" de los tiempos modernos: la burguesía, una clase que, de acuerdo con el crítico norteamericano, se hace a sí misma al incentivar la renovación de los viejos hábitos y valores. En este punto, Berman examina las ideas contenidas en el Manifiesto comunista de Karl Marx: un texto que, como sabemos, refiere las afinidades del filósofo alemán con los modernistas más connotados, en el sentido de que expresa la "perspectiva cósmica" y la "grandeza visionaria" del sujeto burgués. De tal suerte, Berman entiende que las coincidencias entre Marx y autores emblemáticos como Charles Baudelaire o Fedor Dostoievski, se comprenden mejor si se analiza la frase que da título al libro y que expresa la dinámica iterativa de esta época: "Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas".
De igual manera que John Leonard, pienso que el trabajo realizado por Bermann es "deslumbrante", pues resume la historia intelectual de Occidente de manera compleja, relatando la épica de la modernidad y señalando sus aspectos más tensos y dramáticos.
Comenzando con el estudio de las "metamorfosis" intelectuales, expuestas por el polígrafo Johan Wolfgang von Goethe en el Fausto (1832), Berman plantea que el espíritu moderno tiene un punto de partida en el "ideal cultural del autodesarrollo y el movimiento social hacia el desarrollo económico", fenómenos que transforman las fisonomías materiales y simbólicas del mundo. El Fausto, por ello, es un texto emblemático, un texto inaugural, que para este crítico sintetiza el "deseo de desarrollo" de la sociedad occidental, entendido como un anhelo permanente de progreso y crecimiento tangibles.
Ulteriormente, Berman analiza la "metamorfosis" promovida por la "clase dominante" de los tiempos modernos: la burguesía, una clase que, de acuerdo con el crítico norteamericano, se hace a sí misma al incentivar la renovación de los viejos hábitos y valores. En este punto, Berman examina las ideas contenidas en el Manifiesto comunista de Karl Marx: un texto que, como sabemos, refiere las afinidades del filósofo alemán con los modernistas más connotados, en el sentido de que expresa la "perspectiva cósmica" y la "grandeza visionaria" del sujeto burgués. De tal suerte, Berman entiende que las coincidencias entre Marx y autores emblemáticos como Charles Baudelaire o Fedor Dostoievski, se comprenden mejor si se analiza la frase que da título al libro y que expresa la dinámica iterativa de esta época: "Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas".
De igual manera que John Leonard, pienso que el trabajo realizado por Bermann es "deslumbrante", pues resume la historia intelectual de Occidente de manera compleja, relatando la épica de la modernidad y señalando sus aspectos más tensos y dramáticos.
Influenza-racismo
No nos hagamos las víctimas: si la influenza ¿porcina, humana? hubiera brotado en otro país, nosotros también estaríamos viendo con desconfianza a los "influenciados".
¡Barcelona 6 - Real Madrid 2!
¡6 a 2!: es increíble cómo una cosa tan estúpida —el fútbol— me puede hacer tan feliz.
viernes, 1 de mayo de 2009
Contingencia
No sabemos qué diablos pasa; sólo intuimos que el mundo interior se desboca; que el mundo celular se sale de madres.
Las autoridades, en este caso, hablan por nosotros. Son la voz cantante —la voz disciplinaria.
Por ahora, actuamos de la misma forma...; estamos atentos al televisor y nos lavamos las manos, a cada rato.
Desconfiamos de medio mundo. Desconfiamos también de nosotros mismos... Por eso, cada vez que estornudamos tenemos dudas y nos ponemos en el lugar del otro: del enfermo.
Al estornudar, se nos hace un nudo en la garganta.
La contradicción mayor es la del clima. No hace frío, no es invierno; y sin embargo, la influenza modifica una lógica: la de la sociabilidad equinoccial.
Esta enfermedad nos hace pensar en lo que somos.
La percepción de los demás cambia, a su vez. De ahora en adelante los mexicanos formamos parte de una categoría extrema: ¡aquella que padece la ira de Dios! Pobres, enfermos y violentados. ¡Vaya triada!
Nuestro país es un orbe extraño; en él impera el caos, y la enfermedad.
¡Huir del país!: sólo en los sueños.
Las autoridades, en este caso, hablan por nosotros. Son la voz cantante —la voz disciplinaria.
Por ahora, actuamos de la misma forma...; estamos atentos al televisor y nos lavamos las manos, a cada rato.
Desconfiamos de medio mundo. Desconfiamos también de nosotros mismos... Por eso, cada vez que estornudamos tenemos dudas y nos ponemos en el lugar del otro: del enfermo.
Al estornudar, se nos hace un nudo en la garganta.
La contradicción mayor es la del clima. No hace frío, no es invierno; y sin embargo, la influenza modifica una lógica: la de la sociabilidad equinoccial.
Esta enfermedad nos hace pensar en lo que somos.
La percepción de los demás cambia, a su vez. De ahora en adelante los mexicanos formamos parte de una categoría extrema: ¡aquella que padece la ira de Dios! Pobres, enfermos y violentados. ¡Vaya triada!
Nuestro país es un orbe extraño; en él impera el caos, y la enfermedad.
¡Huir del país!: sólo en los sueños.
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