sábado, 3 de abril de 2010

Imágenes

Me dolían los ojos, y ya no podía ver. Por esa razón los cerré, y me concentré en mis imágenes.
Adentro, me daba cuenta, no necesitaba ver. Los pájaros de fuego dejaban su estela fulminante y las ramificaciones nacía con intensidad. Todo aquello era mío, pensaba, sólo mío.
Cuando abría los ojos, tenía la sensación de que la realidad me rechazaba y que lo único que debía hacer era volver a mis adentros, como lo hacen, habitualmente, los desahuciados.

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