Despertar: sentir que en tu boca anidan 10 kilos de fierro.
Despertar de repente: constatar que al abrir los ojos la realidad todavía estaba ahí.
Despertar por las noches: intuir que la oscuridad es una clara revelación.
Despertar a las cinco de la mañana: comprobar que el canto del gallo es anónimo y antediluviano.
Despertar en soledad: admitir que los sueños son sólo eso: sueños.
Despertar en compañía: comprobar que las virtudes y los defectos también se comparten.
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