1Q84. Libros 1 y 2 (2011), de Haruki Murakami. Dejémenos de vicios y de lugares comunes, al hablar de lo indebido: Murakami es un genio, y un best seller... pero qué importa, qué importa esta categorización, sobre todo cuando su prosa, más bien sencilla, es capaz de revelarnos lo que no puede ser y atraparnos durante un mes. Un mes, de verdad, en el que se reclama la limitación nocturna por aquello de que el tabique exige más horas (setecientas y pico páginas son un descontón), y uno, lo digo con honestidad, sólo piensa en lo que va a pasar, en lo que sigue, tal como sucedía en el pasado cuando mi adicción a la fantasía era real.
Murakami es de otro planeta. Y su libro, una Biblia de la adicción.
Extraño, imprevisible (decía), delirante, factible, suprarreal...: 1Q84 es el texto que muchos estábamos esperando, a pesar de lo que deja ver (la reiteración de un estilo en el sentido cabal): el libro de los demonios perdidos, de la Little People que no tiene contemplación, de los amores frustrados... Uf, Murakami ha logrado morder el cuello del siglo XXI, y de la eternidad, con sus videncias.
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